Entre animales y personas
Cuando menda tenía 13 añitos y sufría el tercer curso de bachillerato nos pusieron como tema de redacción nuestro futuro y, como no podía ser de otra manera, en lógica consecuencia con el título de Presidente honorario infantil de la Protectora de Animales de Badalona, mi exposición consistió en la identificación personal con un novillo de Miura y su tradicional sacrificio para goce de salvajes neolíticos: Un jodido futuro, oiga. Paralelamente -ya apuntaba el Coco sindicalista, digo yo- llevaba la cuestión, en página y media, al predecible futuro del novillo con el de cualquier obrero -e hijo de obrero- cuyas penurias y esclavitud aparecían en su porvenir tan límpidamente evidentes como gris era el panorama nazionalcatólico local… o del Miura. El hermano Juan, marista, que solía ponerme una media de notable y se casó y dejó la hermandad para ser padre de verdad, me entregó la redacción y en vez de nota ponía: "No es el tema". Ante mi protesta airada -para variar- me miró y -e