La mafia inmobiliaria amenaza con ciclones en Myanmar

Ante la negativa generalizada de la inmensa mayoría a financiar la burbuja a los ladrones de inmobiliarias y constructoras, recogida rápidamente por Solbes el ahorrador, y a dejar que sea "su" maravilloso mercado el que ponga los precios en su sitio, los mafiosos del ladrillo amenazan con dejar un millón o más de parados en la calle. No está mal el farol, para los que no sepan jugar al póquer, o el órdago si juegan a mus. La respuesta es tan conocida como la butifarra catalana, que se puede jugar a cartas o sin.
Cabe saber si los trabajadores dejarán las obras expéditas, como los embargados, o si se encerrarán en ellas, con sus familias y sindicatos, vindicando las deudas con el trueque y montando un millón de pollos. O se las llevarán puestas, tubería de cobre y grifo de hierro al peso. También si los bancos ampliarán créditos o embargarán para subastar por debajo del precio previsto, bajando unos precios que ellos quieren mantener con beneficios descabellados y esclavos llorosos con hatillo al hombro.
Las amenazas no son buenas, ni las penas. Y si la justicia no sale del colapso y los uniformados han de servir para proteger los intereses de los ladrones, dejando libres con seis meses a los que han robado durante años mientras los únicos juzgados que actúan son la Audiencia Nacional, para lo que interesa a la Zarzuela, y el Tribunal Constitucional en lo que le da la gana y cuando le da la gana, uno que vive en barrio arrabalero y humanamente globalizado se imagina al pakistaní de la tiendaquenuncacierra con kalashnikov defendiendo la mercancía, como poco.
En Roma, ante una situación similar, los emperadores decidieron repartir el pan gratis entre el proletariado urbano, es decir, entre los parados u obreros con salarios miserables pese a ser libres y ciudadanos romanos de pleno derecho, desposeídos por los terratenientes, los más ricos: Pompeyo -el que perdió la cabeza- y Julio César, el que lloró ante la cabeza suelta. Después César lloró por Bruto, Casio... Y quien no llora hoy -o se marea- es porque no ve el telediario.
Ahora el pan está muy caro, hasta ése que las panificadoras hacen con alguna parte de serrín y otra de portland. Y en la paella no sólo falta maccarney sino hasta el propio arroz.
Y a todo esto, nuestra compañera europea Àngels Martínez Castells nos avisa de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera correcto y legal subcontratar y pagar por debajo del salario de convenio estatal de acuerdo a la nacionalidad de la empresa subcontratada, aunque la legislación local lo prohiba. En pocas palabras, ese grupo de criminales considera que se pueden mantener esclavos en un país libre, cobrando del presupuesto estatal y prescindiendo de los derechos humanos, en la propia Europa democrática que va a salvar a los pueblos del comunismo, no sea que ya no sean reincorporables a la esclavitud resignada y feliz de los votantes europeos.
Y en la misma lógica, Seat -que es alemana- o Ford - que es yanqui- podrá contratar turcos o senegaleses y pagarles según estipula el cacique de su pueblo, echando a la calle a esos españolitos que se creen que son europeos y tienen derechos. O S&P, que es catalana aunque no lo parezca.
Ahora hay que salvar a los ricos ladrilleros del PPCiUPNV... y llevarles a los birmanos lo que necesitan para salvarles, hasta el último rincón, con los helicópteros de blackwater y napalm, para los que no se quieran dejar ayudar, pues seguro que los mercenarios de las ongs conocen mejor que el ejército y el pueblo de Myanmar su territorio y saben donde hay que ir y lo que hay que hacer.
Tienen la experiencia de Nueva Orleans, que aún está mojada en los barrios pobres, gracias a Bush, que ayuda mucho. Y la del tsunami, que preveyeron al unísono y avisaron adecuadamente, aunque unos 600.000 se hicieron el sordo... Los birmanos debían tener campanas o walkie talkies en los campos de arroz, para avisarse del ciclón, como hacen en el Delta del Ebre o, sin ir más lejos, la central de Ascó cuando se le escapa algo peligroso y no avisa, avisa cuando es tarde y, además, miente .
Y el huracán Mitch o Mickey Mouse de Nicaragua, con cuyas ayudas se acabó de engordar hasta explotar el cerdo fascista que la guerra contra los sandinistas colocó de payaso yanqui...
Experiencia en ayudar tienen tanta que allí donde ayudan no les quieren volver a ver... Como a la ONU, donde ahora el coffee lo lleva un coreano del sur, la colonia continental americana desde que se inventaron la guerra de la amfetamina. Pero hay una esperanza, todavía, reporteros sin fronteras ha hecho una foto de un monje budista cortando un tronco mientras cinco lo miran. No hay soldados cerca. Pronto, cuando haya pagado su karma, volverá a quedarse quieto esperando que un soldado -o una ong- le traigan el bol de arroz. ¡Entonces MYANMAR será libre!

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