OMS: Más matan iglesia e injusticia
El niño que nazca en un barrio de Glasgow (Escocia) probablemente viva 28 años menos que otro que nazca sólo a 13 km de distancia. La niña que nazca en Lesotho probablemente viva 42 años menos que la que nazca en el Japón. En Suecia, el riesgo de que una mujer muera durante el embarazo o el parto es de 1 por cada 17 400; en el Afganistán es de 1 por cada 8. La biología no explica esas cifras. Antes bien, las diferencias entre países, y dentro de un mismo país, son consecuencia del entorno social en que las personas nacen, viven, crecen, trabajan y envejecen.
Sir Michael Marmot, presidente de la Comisión, afirma que «un elemento central de las recomendaciones de la Comisión es que se creen las condiciones para que la población se emancipe, tenga libertad para vivir una vida próspera. En ningún aspecto destaca más esa falta de emancipación que en las difíciles condiciones que soportan las mujeres en muchas partes del mundo. Y la salud se resiente en consecuencia. La aplicación de nuestras recomendaciones mejoraría espectacularmente la salud y las posibilidades de vida de miles de millones de personas».
Inequidades dentro de los países
Las inequidades sanitarias - resultantes de causas injustas y evitables de mala salud - han sido medidas hace mucho entre países distintos, pero la Comisión ha constatado asimismo la existencia de «gradientes sanitarios» dentro de los países. Por ejemplo:
- La esperanza de vida de los aborígenes australianos varones es 17 años menor que la de cualquier otro varón australiano.
- En Indonesia, la mortalidad materna es de 3 a 4 veces superior entre los pobres que entre los ricos. En el Reino Unido, la mortalidad de los adultos de los barrios más pobres multiplica por 2,5 la de los adultos de los barrios menos pobres.
- La mortalidad entre los niños de barrios de chabolas de Nairobi multiplica por 2,5 la de otras partes de la ciudad. El bebé de una mujer boliviana no instruida tiene una probabilidad de morir del 10%, mientras que el de una mujer que haya cursado por lo menos la enseñanza secundaria tiene una probabilidad de morir del 0,4%.
- En los Estados Unidos de América se habrían evitado 886.202 muertes entre 1991 y 2000 si las tasas de mortalidad de blancos y afroamericanos se igualaran. (Esa cifra contrasta con las 176.633 vidas salvadas en los EE.UU. por los adelantos médicos durante ese mismo periodo.)
- En Uganda, la tasa de mortalidad de menores de cinco años entre las familias del quintil más rico es de 106 por 1000 nacidos vivos, mientras que en el quintil más pobre es aún peor, de 192 por 1000 nacidos vivos, lo que supone que casi una quinta parte de los bebés que nacen vivos en las familias más pobres acabarán muriendo antes de cumplir cinco años. Compárense esas cifras con la tasa de mortalidad promedio de menores de cinco años en los países de ingresos altos, de 7 por 1000 nacidos vivos.
La Comisión encontró pruebas que demuestran en general que los pobres están en peor situación que los menos pobres, pero también encontró que los menos pobres están peor que los de ingresos medianos, etc. Esa pendiente que vincula los ingresos con la salud es el gradiente social, y se observa por doquier, no sólo en los países en desarrollo sino en todos los países, incluidos los más ricos. En unos países, la pendiente es más pronunciada que en otros, pero el fenómeno es universal.
La riqueza no necesariamente es determinante
El crecimiento económico aumenta los ingresos en muchos países, pero el aumento de la riqueza, por sí solo, no necesariamente mejora la situación sanitaria nacional. Si los beneficios no se distribuyen equitativamente, el crecimiento nacional puede incluso agravar las inequidades.
En años recientes, la riqueza, la tecnología y el nivel de vida han aumentado enormemente a escala mundial, pero la cuestión neurálgica es de qué modo ese aumento se utiliza para distribuir con justicia los servicios y el desarrollo institucional, especialmente en los países de ingresos bajos. En 1980, los países más ricos que albergaban un 10% de la población del mundo tenían un ingreso nacional bruto que multiplicaba por 60 el de los países más pobres que albergaban un 10% de la población del mundo. Tras 25 años de globalización, la diferencia ha aumentado a 122, según informa la Comisión. Peor aún, se constata que en los últimos 15 años, en muchos países de ingresos bajos cada vez es menor la parte del consumo nacional que corresponde al quintil más pobre.
Por sí sola, la riqueza no determina la salud de la población de un país. Algunos países de ingresos bajos, como Cuba, Costa Rica, China, el estado de Kerala en la India, y Sri Lanka han logrado buenos niveles de salud pese a que sus ingresos nacionales son relativamente bajos. Sin embargo, como señala la Comisión, la riqueza se puede utilizar de modo inteligente. Por ejemplo, los países nórdicos han aplicado políticas que alientan la igualdad de beneficios y servicios, el pleno empleo, la equidad de género y unos bajos niveles de exclusión social. Se trata, en opinión de la Comisión, de un ejemplo notable de lo que hay que hacer en todos lados.
Soluciones externas al sector de la salud
Gran parte de la labor necesaria para corregir las inequidades sanitarias compete a esferas externas al sector de la salud. Según el informe de la Comisión «la causa de las enfermedades transmitidas por el agua no es la falta de antibióticos, sino la suciedad del agua, y las fuerzas políticas, sociales y económicas que no logran proporcionar agua limpia a todos; la causa de las cardiopatías no es la carencia de unidades de atención coronaria, sino el modo de vida de la población, que está configurado por el entorno en que vive; la obesidad no es culpa de un vicio personal, sino de la excesiva disponibilidad de alimentos ricos en grasas y azúcares». Por consiguiente, el sector de la salud, a escala mundial y nacional, tiene que prestar atención a las causas últimas que subyacen a las inequidades en materia de salud.
Gràcies Azagra, per un retrat tan inspirat!
(Según el último informe de la OMS cada año mueren 1'5 millones de niños por diarrea, que podría evitarse con un gasto de céntimos de euro, mucho menos de lo que vale un sólo avión o un par de carros de combate.
O con los millones de euros que costó el paseo del papa fascista por can torquemada, sin contar lo robado en comisiones por la mafia de Camps, Fabra, Rajoy, Aguirre, Aznar y demás morralla clerigalla cristiana... Carles).
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Seguimos con la OMS: «Dependemos demasiado de las intervenciones médicas para aumentar la esperanza de vida», explica Sir Michael. «Sería mucho más eficaz, para aumentar la esperanza de vida y mejorar la salud, que se evaluaran las repercusiones en la salud y la equidad sanitaria de todas las políticas y los programas gubernamentales, y que la salud y la equidad sanitaria se utilizaran para evaluar el desempeño de los gobiernos.»
Recomendaciones
Sobre la base de esas convincentes pruebas, la Comisión formula tres recomendaciones generales para afrontar «los devastadores efectos de la inequidad de las oportunidades de vida»:
- Mejorar las condiciones de vida cotidianas, en particular las condiciones en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen.
- Luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos - los factores estructurales de aquellas condiciones - a nivel mundial, nacional y local.
- Medir y entender el problema, y evaluar el impacto de las intervenciones.
Recomendaciones para la vida cotidiana
La mejora de las condiciones de vida empieza en el mismo nacimiento. La Comisión recomienda que los países establezcan un mecanismo interinstitucional que garantice la colaboración eficaz y la coherencia de las políticas de desarrollo de la primera infancia entre todos los sectores, y traten de proporcionar servicios de primera infancia a todos sus jóvenes ciudadanos. Invertir en el desarrollo de la primera infancia es una de las mejores medidas para reducir las inequidades sanitarias. Los datos muestran que las inversiones en la instrucción de las mujeres se recuperan con creces.
Miles de millones de personas carecen de vivienda adecuada y agua potable. El informe de la Comisión se interesa particularmente por el número cada vez mayor de personas que viven en barrios de chabolas, y por el impacto de las políticas de ordenación del medio urbano en la salud. La Comisión se une a otras voces que ya han pedido que se redoblen los esfuerzos para proporcionar agua, saneamiento y electricidad a toda la población, así como que mejore la planificación urbanística para luchar contra la epidemia de enfermedades crónicas.
Es importante también la función que corresponde a los sistemas de salud. Aunque el informe de la Comisión muestra que el sector de la salud no puede reducir las inequidades sanitarias por sí solo, proporcionar cobertura universal y velar por que se tenga en cuenta la equidad en el conjunto del sistema de salud son pasos importantes.
En el informe se destaca asimismo que más de 100 millones de personas se ven abocadas a la pobreza para hacer frente a los gastos de atención de salud, un elemento que contribuye particularmente a la inequidad sanitaria. En consecuencia, la Comisión pide que los sistemas de salud se funden en los principios de equidad, prevención de las enfermedades y promoción de la salud, con cobertura universal y sobre la base de la atención primaria de salud.
Resumen analítico del informe final [pdf 4.85Mb] de la OMS.
Català: http://espurna.fpereardiaca.org/
Francés: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr29/fr/index.html
Anglés: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr29/en/index.html
Àrab: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr29/ar/index.html
Xinés: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr29/zh/index.htm
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